La ciudad vieja, Jerusalén

13 oct 2010

Una noche de salsa cubana

En los dormitorios comparto la cocina, el baño, la sala y la regadera con dos israelíes Idán y Oded. Casi ni nos vemos porque estudiamos pero justo el lunes me dijo que en el centro comunitario de la colonia donde están los dormitorios (Haguivá Hatzarfatit - "La colina francesa" literalmente aunque la historia es muy graciosa porque los ingleses le pusieron French Hill por un general French que estaba al mando durante la Primera Guerra Mundial y no por algún francés) hay clases de salsa y luego salsa libre todos los lunes en la noche. A pesar de no estar muy convencido fui al centro comunitario después de buscarlo y a la vez descubrir que tengo un pequeño centro comercial y toda una colonia muy amena en la parte trasera de los dormitorios, del lado que no dan a la Universidad.

Llegué un poco tarde por eso de que me mentalicé y que no estaba seguro de querer tomar clases de salsa (prefiero el merengue). Fue toda una experiencia antropológica porque además de tener colgadas las banderas de Israel y de Cuba, la forma de enseñar era en pequeños círculos de 45 personas aprox. (46 tal vez porque eran parejas) en donde los profesores estaban al centro. Era como si viera la forma de bailar danzas folklóricas israelíes en donde cada canción tiene un paso y todos bailan casi igual. Eso era sorprendente. Cada círuclo se aprendía una secuencia igual. Todos parejos iban con las manos y los pies. A algunos les fallaba el ritmo, pero bueno . . . . no es lo mismo que en Cuba. Después de como media hora se puso música y cada quien bailaba como quería. Había desde los que querían lucirse y los que apenas y se sabían una secuencia. Bailé con un par de chavas advirtiéndoles que no me sabía los nombres de los pasos ni muchos movimientos y estuvo bien. Lo mejor fue ver cómo los isralíes adaptaron la forma de enseñar bailes de salón. Ahora sé que hay eso cerca de casa cada lunes. . .