Esta semana nos enteramos de la muerte de una de esas niñas que literlamente vimos crecer en el movimiento juvenil y que no tuvo una muerte muy agradable allá en México. Fue literalmente un "shock" para muchos de los que conocimos a sus hermanos y a ella misma. . . tan lejos y tan cerca en mi caso . . .
Si Sócrates tenía razón y ser filósofo es prepararse cada día para la muerte, y parte de estudiar filosofía es hacer patente este mismo hecho, todos los días, entonces no se puede evadir como estudiante de filosofía (o si quieren Lic. en filosofía) a la muerte, sino enfrentarla, cuestionarla y hacerla parte de nosotros sin olvidar que, sea lo que sea, está cada vez más cerca. Por qué se fue una niña de 19 años en esas condiciones, tal vez nunca lo sabré, pero es un recordatorio más para disfrutar cada momento, amar más, soñar más y criticar menos. Así, cada día paso por el cementerio y el hospital y de regreso por el hospital y el cementerio, como si cada día estuvieran ahí los recordatorios de un día nuevo . . . .todo, con la hermosa ciudad de Jerusalén de fondo.