La ciudad vieja, Jerusalén

9 dic 2010

Cuando la lluvia viene después del incendio


El martes cayó la tan esperada primera lluvia de invierno aquí en Israel. A diferencia de México, en donde llueve en verano, aquí los inviernos solían ser lluviosos. Justo mientras el país festejaba la fiesta de Januká, en donde se conmemora la victoria de los hasmoneos contra la imposición romana prendiendo ocho velitas, una cada víspera, varios miles de hectarias se quemaban en el monte Carmel en el norte de Israel. Más de 50 personas murieron tratando de apagar el incendio que arrasó justo con una zona en la que había visitado con mi amiga Eliana próxima a la zona de Haifa. Fue muy triste leer en los periódicos que justo 40 de los muertos eran todos voluntarios para apagar el incendio. Eso pasaba mientras el mundo judío prendía fuego recordando los milagros. No se sabe quién lo empezó pero se cree que unos jóvenes que no apagaron una fogata.

Como en todo, ahora en Israel se abrió una comisión para investigar el asunto y, como siempre en Israel, se volvió un asunto político. Cuando terminaron de apagar el incendio con préstamo de aviones turcos, rusos y de otros medios de países que enviaron camiones de bomberos como de la Autoridad Palestina; llovió al día siguiente.

Así es la vida. Ahora todos usamos chamarras y suéteres o sudaderas para ir y venir de la universidad. Empieza el invierno y dicen que va a ser duro. A veces llega a nevar aquí en Jerusalén. Las que sin duda agradecen cada gota son las plantas . . . a veces también hay que aprender de ellas.