La ciudad vieja, Jerusalén

27 feb 2011

Las "vacaciones"

Algún ocioso o habitual lector de este blog se habrá percatado de la ausencia de nuevas entradas en el mes y medio anterior. Simplemente y sin más preámbulo describiré lo sucedido.

La Universidad Hebrea de Jerusalén, con más de 75 años de historia tiene un renombre sustentado, entre otras cosas, por 8 premios Nobel, entre otras muchas cosas. Debido a las fiestas judías que, dicho sea de paso, también son fechas nacionales, que van desde finales de agosto y hasta finales de septiembre o principios de octubre, el año escolar suele empezar en octubre y concluir hacia mediados o finales de marzo. Cuando uno no conoce el ritmo real de la universidad y ve que del 13 de enero al 13 de febrero hay vacaciones entre el primero y el segundo semestre, uno siente una felicidad que no le cabe en el pecho. No creo que sólo los mexicanos veamos las vacaciones en nuestros horarios de clases antes que cualquier otra cosa. En fin, ese supuesto mes de "vacaciones" resulta que es el examen en que se presentan exámenes y/o trabajos finales.

Y cuando uno cree que todo ha terminado, empieza el semestre. No hay ese sabor de reacostumbrarse a las clases porque nunca se perdió el ritmo. De hecho hay la folklórica costumbre de poder entregar hasta medio año después los trabajos. Por ejemplo, no pude entregar dos trabajos. A veces se siente que uno carga esos trabajos y de lo que se trata es de terminarlos de una buena vez. Conozco a una amiga que entregó el verano pasado 25 trabajos que tenía acumulados de varios años.

Ah, y los exámenes no son cualquier cosa. Uno llega y tiene que dejar su mochila al frente, sin celular ni nada. Hay unas señoras mayores que apodan "las bobes" que reparten unos cuadernillos en donde uno firma que no copiará y que es una falta grave usar cualquier tipo de ayuda o colaborar con el compañero. Debe presentar una identificación oficial con fotografía y firmar de presencia. Acto seguido, uno recibe una estampa en el cuadernillo con código de barras (¡Vaya modernidad!) para que quien revisa no se guíe por el nombre. Las "bobes" van apuntando en el pizarrón el cambio de hora y al final uno vuelve a firmar. Los propios cuadernillos están diseñados para escribir en las hojas nones ya que las pares son para los borradores. En cada hoja está escrito que no se puede escribir en los márgenes porque, luego supe, estos exámenes se escanean y uno los puede bajar a un costo de 5 skékels ($20 pesos).

Esto es toda una experiencia. Mi tutor dice que cuando los alemanes tienen nostalgia de cómo eran sus universidades, vienen aquí y ven lo que es bueno. . . y no es casualidad que muchos de los fundadores eran judíos alemanes como Freud, Buber, Scholem, entre muchos otros.

Y así se perfila el final del segundo semestre. Estimado lector, si aún no has desistido de seguir leyendo, prometo escribir más seguido con nuevas experiencias de Renato en la tierra santa . . .